Posteado por: diariodelgallo | enero 31, 2008

ANA MARÍA URRUELA (entrevista)

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«Soy una persona alegre»
Ana María Urruela de Quezada es una de las académicas más reconocidas. Tiene un pie en la historia y el otro en la literatura. Sus textos críticos e investigaciones han sido publicados en Guatemala y en el extranjero.

Por Ingrid Roldán
Foto Antonio Jiménez

Igual se le ve a Ana María Urruela de Quezada dirigiendo el montaje de un museo que dictando una conferencia. Ha sido catedrática universitaria por más de 18 años. Hace dos semanas asumió por segunda vez la presidencia de la Academia de Geografía e Historia, y en febrero de este año participó en la apertura del Museo Arquidiocesano de Santiago de Guatemala, en el que se exponen valiosas piezas de la Catedral Metropolitana. En su carrera profesional conjuga la historia y la literatura, ambas especialidades a las que se ha dedicado de lleno.

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¿Qué significa para usted ser presidenta de la Academia de Geografía e Historia?

Es la segunda vez. Me siento muy honrada que de nuevo, por unanimidad, hayan depositado en mí su voto los académicos, pero es una honra que lleva una gran responsabilidad. La Academia lleva 82 años desde su fundación: es la asociación cultural más antigua del país y de suma importancia. Tiene una biblioteca extraordinaria. En segundo lugar, las publicaciones que hace: la Revista Anales, desde que se fundó en 1923 hasta la fecha, nunca se ha dejado de publicar.

También tenemos las series Viajeros, Biblioteca de Goathemala, además de otras publicaciones de carácter particular que hemos editado los académicos. En tercera instancia, es un lugar de consulta al cual acuden entidades gubernamentales y privadas, y todas las resolvemos ad honórem.

La responsabilidad no sólo de mantener estas publicaciones también va íntimamente ligada a lograr que a la Academia, por un acuerdo gubernativo o legislativo, se le conceda una subvención permanente. Nos preocupa que para este año únicamente le fueron asignados Q300 mil: con eso tendríamos que cerrarla, desafortunadamente no nos alcanza. Usted sabe lo caro que es editar un libro en el país, y sin editar de qué sirve nuestro trabajo, se pierde.

¿En su opinión cuál cree que es el principal aporte que esta institución ha hecho al país?

Los estudios históricos, la reconstrucción de la historia del país en todos los campos: geografía, arqueología, botánica, literatura.

¿De qué manera incide en la actualidad conocer lo que pasó en siglos pasados?

Si un país desconoce su pasado su presente no tiene razón de ser. Mientras más profundamente conozca sus raíces, mucho más fácilmente podrá encontrar su identidad. Es uno de los problemas más serios que hay en el país, donde en lugar de unirnos, cada vez nos vamos desuniendo. Sin conocer el pasado es como anular no sólo el presente, sino también el futuro.

¿Cómo hacen los investigadores para conseguir información cuando se han perdido documentos antiguos y se ha descuidado la conservación del patrimonio?

¡Ah, llorar, llorar y llorar! Es una tarea árdua. Por ejemplo, si usted va al archivo de la Curia ahorita, el Cardenal, a mi juicio, hizo muy bien en clausurarlo cuando tomó posesión, porque a pesar de que es uno de los archivos más importantes del país, que contiene 500 años de nuestra historia colonial, es un archivo que estaba sin clasificación adecuada. Era tal el desorden que no sólo no se podían encontrar, sino que tampoco se sabía con qué fondos cuenta. Este mismo desorden y falta de atención llevó a la pérdida de innumerables documentos a lo largo de estos 500 años. Muchos de ellos están en la calle. Nosotros esperamos, ahora que ya se está trabajando por instrucciones del Cardenal, poder recuperar esa documentación. Pero lo mismo sucede con la Biblioteca Nacional, con la Hemeroteca, con el Archivo General de Centro América.

¿Cómo empezó su labor en el rescate del patrimonio religioso?

El padre Jorge Toruño Lizarralde, jesuita, que en paz descanse, fundador del Liceo Javier y de muchos otros colegios, tío de mi esposo, me invitó a recorrer la iglesia de La Merced con el fin de hacer una guía. Llegué y admiré los tesoros que hay en pintura, escultura, retablos, libros, textiles, etcétera, pero no existía una clasificación ni un registro. A raíz de eso y con la finalidad de escribir la guía, con posterioridad resultó publicado el libro El Tesoro de La Merced. Me aboqué con el licenciado Fernando Paniagua en la oficina de registro de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, Digepan, quienes me prestaron una colaboración increíble. Esa primera experiencia me llevó con posterioridad a Catedral; también ya se hizo el libro.

Finalmente, se decidió, a instancias del Cardenal, establecer un museo, porque las piezas estaban en resguardo, pero no es lo mismo tenerlas en una bodega que en un museo donde todo mundo puede apreciarlas, saber de qué se trata, qué nos informan, qué historias nos cuentan. A raíz de esto establecí el primer museo eclesiástico, que es el Museo Arquidiocesano de Santiago de Guatemala.

En algún momento se habló de hacer museos en otros templos católicos, ¿es eso posible?

Claro que sí. El expresidente Arzú, en el año 2000, le cedió a la iglesia de La Merced la mitad del claustro, el cual está siendo consolidado por personal de Digepan, de Procorbic específicamente, para establecer un museo. Como no hay acceso más que por la iglesia, y La Merced es un templo vivo, estuvimos gestionando durante la presidencia de Portillo la devolución del resto. Se logró hasta ahora con el presidente Berger. Ahí se establecerá otro museo.

¿Qué sintió cuando se robaron a la Virgen Niña del templo de La Merced en 1999?

¡Ay!, Todavía la estoy llorando. Parece increíble que esto pueda suceder. No fue sólo la Virgen Niña. Se robaron también el Niño Dios de San Antonio y San Pedro Pascual. Un feligrés llamó a la iglesia y nos avisó que la escultura de San Pedro Pascual estaba en venta en una tienda de antigüedades. Se llamó a la oficina de registro, a la Policía Nacional, rodearon la tienda y en cuanto se consiguió la orden de cateo se recuperó la escultura, ya está de nuevo en su retablo, pero las otras no las hemos recuperado. Es triste.

Usted estudió historia y literatura, ¿qué la motivó?

Yo estudié primero literatura en la Universidad de San Carlos. Luego estudios de maestría. Pero llegó un momento, después de casi 15 años de docencia en la rama de literatura, que deseé conocer un poco más a fondo sobre los autores, sobre los personajes que recreaban en su obra literaria y dejar de soñar. Se despertó en mí una inquietud más real, más cercana a nuestro medio y a nuestra realidad. Esos factores me acercaron a la historia.

¿Ha desplazado la historia a la literatura en su actividad?

¡Jamás! Lo que pasa es que yo no soy creativa. Mis estudios y mis lecturas en el campo de la literatura tienden a la crítica literaria. En el caso de la historia, creo que me urge más una necesidad práctica de ayudar no sólo a reconstruir la historia escribiendo sobre la misma, sino haciendo museos, inventarios, etcétera. Son dos prácticas profesionales distintas.

¿Cómo ve la literatura guatemalteca actual?

Mal. Creo que no sólo guatemalteca, sino latinoamericana. Ya se empiezan a perfilar nuevos autores, pero así como está todo el mundo convulso, así siento la literatura. De momento no he encontrado un autor que verdaderamente me invite a leer su obra, una, dos o tres veces y a escribir sobre ella. Me gusta Rodrigo Rey Rosa, pero allí me quedo. Tal vez el nicaragüense Sergio Ramírez, pero creo que todavía se están formando, en mi opinión.

¿De qué sirve la crítica literaria en un país donde la gente no lee?

Es una invitación a leer, para eso sirve, para inclinar a los que no leen a aficionarse a la lectura. Debe ser lo suficientemente objetiva como para encaminar a la buena lectura, no a todo aquello otro que se publica sin mayor mérito.

¿A quiénes considera los grandes valores de la literatura guatemalteca?

Sin lugar a dudas a Miguel Ángel Asturias. Me gusta Rafael Arévalo Martínez; Lainfiesta también, Wyld Ospina, Flavio Herrera, aunque una que otra.

Perfil
Ana María Urruela de Quezada es licenciada en Lengua y Literatura por la Universidad de Can Carlos.
– Se graduó de licenciada en Historia en la Universidad del Valle.– Estudió la maestría en Lengua y Literatura Española e Hispanoamericana (Usac).

– Ha sido catedrática en las universidades De San Carlos, Del Valle, Francisco Marroquín e IFES.

– Es madre de cinco hijos.

– Coordinó la publicación de los libros El tesoro de La Merced y El Tesoro de la Catedral Metropolitana, de los que también es coautora.

– Coordinó y estableció el Museo de la Arquidiócesis de Guatemala.

– Ha publicado crítica literaria en México, Colombia, Puerto Rico y la colección Archivos, publicado en Madrid.

¿Tiene textos inéditos suyos?

Sí, tengo poemas que no me voy a atrever a publicar, cuando me muera, tal vez. Son muy íntimos. Los he dejado. Con el tiempo volveré a leerlos, y si me parecen quizá haga una publicación.

¿Escribe poesía con frecuencia?

Sí. Casi siempre, es como un llamado sentimental más que racional el que tengo a la hora de escribir la poesía. La considero muy mala, fatal (ríe).

¿Cuál considera que es su mayor cualidad?

La risa, me gusta reír, soy una persona alegre, veo la vida con optimismo, de lo contrario creo que ya estaría diez metros bajo tierra.

¿Cómo se divierte?

Hago deporte, juego tenis dos o tres veces por semana. Siempre me ha gustado.

¿Desde cuándo?

¡Uhh! Si yo le contara va a dar cuántos años tengo (ríe).

¿Ha participado en torneos?

No. Sólo a nivel de amigos y familia, mis hijos, mis nietos, todos jugamos. Me gusta la natación también, pero mucho más el tenis.

¿Y su mayor defecto?

La impaciencia. Yo quisiera ver una Guatemala encaminada hacia la cultura y veo que el tiempo se me está terminado en la vida y no he logrado reconstruir lo que yo quisiera. Es mucho más lento el quehacer en ese sentido que lo que uno deseara.

¿Le gusta la política?

Creo que todo ser humano a lo largo de la vida somos parte de la política, pero no me gusta hacer política. No soy una persona que se encamine en ese sentido. Prefiero lo otro.

¿Si se lo propusieran aceptaría ser ministra de Cultura?

¡Ja, ja! ¡Hágame reír! Primero que todo tendrían que darle un mejor presupuesto al Ministerio, tener gente muy allegada para poder trabajar y total y plena libertad para ejecutar los proyectos. Eso no lo vislumbro en el país. En un Ministerio de Cultura con un presupuesto tan bajo, lo veo sumamente difícil.

¿Cómo se ve dentro de diez años?

Enterrada (ríe). No. Estoy programada como para 104 años. De aquí, en la misma lucha que la actual. Primero Dios, con dos o tres museos más y el registro de los bienes de la Iglesia Católica terminado en la totalidad. Eso es lo que yo quisiera a diez años plazo.

 


Respuestas

  1. ¿Cómo ve la literatura guatemalteca actual?

    Mal. Creo que no sólo guatemalteca, sino latinoamericana. Ya se empiezan a perfilar nuevos autores, pero así como está todo el mundo convulso, así siento la literatura. De momento no he encontrado un autor que verdaderamente me invite a leer su obra, una, dos o tres veces y a escribir sobre ella. Me gusta Rodrigo Rey Rosa, pero allí me quedo. Tal vez el nicaragüense Sergio Ramírez, pero creo que todavía se están formando, en mi opinión.-

    El Grande, David Vela, decía:
    «Cueantos valores se pierden por no poder asomarse al panorama literario»
    Y yo invito y…
    Le solicito a doña maría Urruela que prologue uno de mis libros, quizas algún día se pueda publicar.-

  2. Hola Maria, mi nombre es Marisa Polo, vivo en Sevilla España, y estoy casada con Juan Luis Valcarcel de Urruela, hijo de Agueda Urruela de Barcelona. Se por un libro que escribio Juan Echevarria que todos los Urruela catalanes son parientes de los Urruela guatemaltecos. Me gustaria conocer su obra literaria y saber más cosas de los familiares de alli.

    Abrazos y recuerdos

  3. Hola Ana María. Vivo en San José, Costa Rica y estoy investigando sobre don Crisanto Medina, para incorporarme a la Academia de Genealogía. Una hija de don Crisanto llamada Adela Medina Salazar se casó con don Salvador de Urruela y Palomo de Rivera, probablemente entre 1860 y 1870. Necesito saber si don Crisanto falleció en Guatemala en diciembre de 1868. Es posible? Gracias por adelantado. Guillermo De La Rocha

    • Buenos días! Poniendo en orden los papeles de mi prima, Maria Mercedes de Medina y Larivière, nacida en París en 1920, y buscando información complementaria, debo informar al Sr Guillermo de la Rocha que tenemos toda la información necesaria sobre Crisanto Medina y Blanco, padre de Adela Medina y Salazar. Las informaciones sobre Crisanto Medina nos llevan hasta el conquistador Gaspar de Medina (siglo XVI) que casó con doña Catalina de Castro Coya, hija de la princesa Bárbara Coya Inca(o Bárbola)

  4. Favor confirmar si don Crisanto Medina casado con la señora Medina Salazar, fallecio en Guatemala en diciembre de 1868. Gracias, GDLRH

  5. Oui. Crisanto Medina y Blanco est mort dans la ville de Guatemala le 2 décembre 1868. Je suis l’une de ses descendantes par son fils Crisanto.

  6. Muchas gracias por el dato confirmando la fecha de fallecimiento de don Crisanto. Saludos, GDLRH

  7. Gracias de nuevo por la ayuda por el fallecimiento de don Crisanto Medina. Es posible conseguir el email de Marie Aline Marcenat? Es que tengo otras inquietudes al respecto. Gracias de antemano, G. De La Rocha H.

    • Mon e-mail est : mamarcenat@yahoo.fr.
      Je fais moi même des recherches sur la famille de mon grand-père Crisanto Medina et de ses ancêtres dans le but d’éditer un ouvrage sur eux. Je possède en particulier copie d’un «mémoire» rédigé par sa sœur Carmen sur leur enfance au Nicaragua et au Costa Rica. C’est un récit d’une vingtaine de pages fort intéressant.
      Quels sont les points que vous désireriez connaïtre ?
      Marie Aline Marcenat

  8. […] terminar el discurso, la académica Ana María Urruela de Quezada dio las palabras de respuesta, como suele hacerse en las ceremonias de ingreso. Resaltó que “sus […]


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