Posteado por: diariodelgallo | diciembre 10, 2008

EL SUEÑO DE LOS JUSTOS de Francisco Pérez de Antón

 

perezdeanton

   
  Eddy Roma, Siglo 21 | eroma@sigloxxi.com

Si a uno le preocupa el país como me preocupa a mí, porque lo siento muy hondo, tiene qué preguntarse por qué estamos como estamos, de dónde venimos y a dónde vamos, las tres preguntas esenciales de la existencia de las personas, que se pueden perfectamente trasladar a la existencia de las naciones”. Esto lo afirma Francisco Pérez de Antón (Soto de Oviedo, España, 1940), escritor, periodista y empresario radicado en Guatemala desde 1963.


Sus 45 años de vida en Guatemala lo han llevado a experimentar, en sus palabras, una verdadera pasión por la historia nacional. De ahí que sus dos novelas anteriores busquen la respuesta a esas interrogantes. Los hijos del incienso y de la pólvora (2005) refleja el surgimiento de la población mestiza al fundirse las distintas razas que confluyeron en la Capitanía General del Reyno de Guatemala. La guerra de los capinegros (2006) describe el encuentro de las creencias religiosas importadas por los españoles con las deidades adoradas por los indígenas. La revolución liberal que Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios encabezaron en 1871 arma el escenario donde ocurren las 652 páginas de El sueño de los justos (Alfaguara, 2008). La obra se presentará el martes 9 de diciembre a las 6:30 p.m., en el centro cultural Luis Cardoza y Aragón de la Embajada de México (2a. avenida 7-57, zona 10).

Acción y propósito
“Quiero que el lector se empape de la historia de su país”, dice Francisco al explicar los motivos de su nueva obra. “¿Cómo es posible que llamen revolución liberal a lo que fue una absoluta, trágica y sangrienta tiranía? Quería explicarme por qué llamaban liberal a una cosa que no fue en absoluto liberal. El sueño de los justos es la búsqueda de la libertad, la búsqueda de la justicia. Es también un encuentro con la violencia. Guatemala, hasta 1870 ó 71, era un país bastante tranquilo. Había lo que se diría una pax augusta, pero era superficial. Estaba dominada por la Iglesia. Había un ansia de libertad, sobre todo en los sectores ilustrados, que no se podía llevar a cabo”.
“La violencia empieza a penetrar en las personas”, prosigue. “Uno de los protagonistas vive todo ese proceso: de cómo de ser una persona pacífica, de repente hay alguien que le dice: ‘En este país, tú no buscas la violencia. La violencia te busca a ti’. Cómo esa violencia se apodera de la persona, y cuán difícil es después desprenderse de esa violencia, y cuán fácil es que la violencia se convierta en algo cotidiano, de la que nos cuesta enormemente salir, es otro de los temas centrales de la novela”.
A la par de las figuras civiles y militares de la época caminan los personajes creados por el autor. “Los dos protagonistas centrales son una mujer, Clara Valdés, y Néstor Espinoza. Los demás personajes se mueven, en la pura tradición guatemalteca, con apodos. Es parte del misterio y del secreto que se va a dilucidar en los últimos capítulos”, presenta Francisco. “Hay multitud de personajes de todo tipo, y sobre todo una generación de jóvenes que quería cambiar las cosas. Desde luego, hay personajes históricos. Está García Granados, está Justo Rufino Barrios. Están todas las mujeres de la revolución. También hay ministros y secretarios de Estado, pero son personajes secundarios”.
Pérez de Antón invirtió 3 años en la documentación y escritura de la novela. “Mi modo de trabajar”, explica, “es, primero, entender perfectamente lo que sucedió. Segundo, en ese proceso hay un montón de lagunas y de vacíos, y es ahí donde entra el novelista. El novelista va a llenar los vacíos de la historia. Pero me preocupo enormemente en que la historia y los detalles sean precisos. Creo que leí todos los periódicos de entonces, lo cual parece una exageración, pero es que no eran muchos. He ido a las bibliotecas del Ejército y de la Academia de Geografía e Historia. He averiguado sobre el vestuario y sobre la gastronomía de la época. He averiguado sobre armas, carruajes y transporte, pero quizá la investigación que más me atrajo, y a la que dediqué más tiempo, fue reconstruir la ciudad, cómo era la ciudad en 1871”.

Telón de fondo
La Nueva Guatemala de la Asunción era una ciudadela rodeada de barrancos. En ella se gobernaba un territorio sin fronteras definidas, que dormía en el orden colonial vigente a pesar de la declaración de independencia. “Desde 1821 a 1871 transcurren 50 años en que el orden colonial sigue siendo el mismo, y sólo un hombre del valor, crueldad y decisión que tenía Justo Rufino Barrios pudo romper eso”, cuenta el escritor. “Lo hizo de una forma cruel porque era un hombre muy bárbaro y tenía un carácter insufrible. García Granados quiere hacer la otra revolución, que es la revolución contemporánea, civilizada, de la libertad, la justicia, etcétera, pero no lo puede hacer”.
La novela recorre México, Estados Unidos y Guatemala. “El protagonista repite el trayecto de tantísimos guatemaltecos que han vivido en el exilio durante mucho tiempo”, dice. “Es un exiliado, como un montón de guatemaltecos que tienen que huir al México de Benito Juárez, y ahí reorganizarse”. Para tener una vivencia directa de cada lugar, el autor recorrió los sitios mencionados en el libro.
“El sueño de los justos es un ejercicio sobre varias cosas”, define. “Si el historiador es el que cuenta los hechos de la historia, el novelista es el que cuenta los sentimientos y las emociones que hay detrás de los hechos. Las emociones de los seres humanos son las mismas hace 100, 200, 500 años que hoy día, y eso es lo que traté de reflejar en la novela. Es un ejercicio también sobre la traición. La traición es el motor de la Historia. No ha habido un gran personaje en toda la historia de la humanidad que no haya sido desleal o traidor. Por decir algo, San Pablo. Por decir algo, Napoleón. Por decir un nombre, Justo Rufino Barrios. Todos esos hombres no se conformaban con lo que venía detrás de ellos, sino que querían reformar las cosas. Ese espíritu de reformar lo que está mal creo que se refleja en todas mis novelas, pero especialmente en ésta porque habla de una revolución que divide la historia de Guatemala en dos: el pasado y el futuro, el futuro que es hoy y que es todavía el presente”.

Fundamentos
La afición a contar historias de Francisco Pérez de Antón surgió en la niñez. “Yo tendría 12 ó 13 años cuando iba al colegio. Tenía por encargo 3 ó 4 capítulos de comics que dibujaba en mi casa por la noche y llevaba al colegio, y a los 4 ó 5 suscriptores yo le vendía el capítulo del día de determinada aventura”. Sin esa compulsión por inventar y crear historias, y por contar historias, afirma, “no se puede ser escritor”.
Era consciente de que no se podía vivir de la literatura, de modo que se ganó la vida en el medio empresarial, con el grupo Gutiérrez (coadyuvó a la invención de Pollo Campero), y la docencia en la Universidad Francisco Marroquín. En cuanto pudo hacerlo, no dudó en cambiar su profesión de ingeniero agrónomo por la de periodista. Fundó y dirigió el semanario Crónica, de 1986 hasta su cierre, en 1998. Sabe que la redacción periodística debe ser eficaz: “Es la pasión de comunicar cosas. Es la pasión de divulgar, de difundir, de que la gente sepa y entienda y conozca”. La literatura, en cambio, es otra cosa: “El escritor debe embeber en su magia. No sé si la tengo buena o mala, pero la busco. El lector tiene que sentir, ante el libro, la misma fascinación que tiene el niño ante el mago con la varita mágica que, de repente, hace sacar por aquí un conejo, o por allí, detrás de las cortinas, hace aparecer un león. Pero que sea creíble, porque al fin de cuentas el mago siempre tiene un truco. El escritor es igual. A mí me parece que es el gran arte del escritor”.
Afirma no tener inconveniente con la etiqueta de novela histórica aplicada a sus obras. “Pero le voy a decir algo”, agrega. “Siempre que me he puesto a escribir o a investigar estas cosas, me he dado cuenta de que lo que hago no es propiamente escribir una novela histórica, sino que uso el telón histórico para escribir cosas de nuestro tiempo. Pueden pasar los años pero la naturaleza humana es la misma siempre, y hay muchas cosas que cambian en Guatemala, pero otras no. Aprovecho eso para llevar a la conciencia del lector lo que nos está pasando”.
Obras de Francisco Pérez de Antón
Hombre adentro (obra periodística, 2007), La guerra de los capinegros (novela, 2006), Chapinismos del Quijote (ensayo, 2005), Los hijos del incienso y de la pólvora (novela, 2005), Memorial de cocinas y batallas (historia de Pollo Campero, 2002), El gato en la sacristía (ensayo, 2002), El vuelo del faisán herido (ensayos, 2000), Un lugar llamado Quivira (cuentos, 1997), El poso de la espuma (ensayos, 1994), En corteza de amate (ensayos, 1990), Cansados de esperar el sol (cuentos, 1985). Ética de la libertad (ensayo, 1979).

EN POCAS PALABRAS
Obra futura
“Estoy trabajando en los Chapinismos de Bernal Díaz del Castillo”, dice en relación a uno de sus proyectos literarios.

Trabajo
“Mi propósito es seguir escribiendo cosas sobre Guatemala, sobre los guatemaltecos, sobre lo que conozco, entiendo y siento muy dentro”.

Intención
“A mí lo que me gusta es entretener al lector. Si en el camino el lector aprende la historia de su país, de su ciudad y de sus gentes como eran hace siglos, mejor que mejor”.

Entender el cambio
“No es necesario romper la tradición para cambiar. No vamos a renunciar a lo que somos, pero vamos a modernizarnos y vamos a ser distintos de lo que somos”.

Todo se reitera
“La historia se repite porque ante determinadas presiones, como la crisis que hay en este momento, los seres humanos vamos a actuar prácticamente de la misma manera”.

Escribir con soltura
“En esta novela”, dice Pérez de Antón, “lo que sí he hecho ha sido tratar de ser mucho más ágil. Cuando yo escribo algo escribo pensando siempre en el lector. Pienso menos en mí mismo y en el placer que me da escribir o contar cosas. Pienso siempre en el agrado que pueda encontrar el lector en la narración, en lo que le estoy contando. Entonces, si hay algo que ha cambiado, pero no conscientemente, sino con el propósito de que la lectura sea mucho más agradable para él, más entretenida, es el ritmo de la narración. Que sienta que puede pasar páginas con rapidez y enterarse de cosas, pero sin descuidar, ni mucho menos, ni el estilo ni el arte que yo pueda ser capaz de incorporar a la literatura”.


Respuestas

  1. Me encanta este libro como los anteriores de Francisco Pérez de Antón, aún lo estoy leyendo. Pero hay un par de detalles que -por mi profesión- me parece que no son ciertos:

    1. al inicio de la novela, el autor indica que el picado del fiambre preparado en la cocina de Elena Castellanos huele a «clavo y jenjibre», lo cual no suena cierto pues el fiambre huele a vinagre de ajos, tomillo, laurel, pimienta, y otros ingredientes entre los cuales no resaltan los anteriores. Al menos mi fiambre lleva jenjibre pero no clavo.

    2. Luego, también me suena raro que Elena prefiera llevarse a la boca un buñuelo y no una cocada, el huevo chimbo o un dulce de leche que el autor también menciona. Todos sabemos que los buñuelos se guardan fuera de la miel, la cual se coloca al servir en el plato el buñuelo. Un buñuelo seco sólo sabe a fritura con un toque de naranja.

    Son dos detalles de realismo que eché de menos… y sé que son cuestión de gustos pero también son propias de nuestra gastronomía.

  2. Para cuando tengan tiempo, les invito a leer la siguiente reseña y comentario del Libro: El sueño de los Justos , en http://ca-bi.com/blackbox/?p=1047

  3. En mi humilde opinión El sueño de los Justos es una obra interesante, entretenida y educativa (para muchos). Creo, sin embargo, que si la intención del autor es escribir sobre Guatemala y sobre los guatemaltecos, debiera de evitar incluir en la novela palabras de poco uso en nuestro país. Es fácil identificar que la obra está plagada de “gachupinismos” en vez de “chapinismos” y que algunos diálogos y la narrativa suenan más a coloquios de españoles advenedizos a nuestra tierra que al lenguaje usado en Guatemala en las postrimerías del siglo XIX. Algunos podrán preguntarse ¿….cómo saber cuál era el lenguaje usado entonces en Guatemala? Para mí es relativamente sencillo ya que soy guatemalteco y aparte de conocer por tradición oral los antiguos dichos y expresiones acá usadas, he tenido la fortuna de leer todo tipo de escritos de la época, incluyendo cartas de mi familia que se han guardado como tesoro, de generación en generación, a través de todos estos años.

    Me interesaría conocer cuántos lectores creen que palabras tales como gualda, sicofante, corifeo, espita, etc., eran de uso común en esta tierra. Obviamente para algunos avispados o para aquellos con tiempo suficiente para investigar, resultó interesante, diferente y quizás hasta apropiado la introducción de estos “gachupinismos”; sin embargo, para aquellos guatemaltecos que quisimos vivir El sueño de los Justos y trasladarnos al pasado de nuestra patria, la inclusión innecesaria de este palabrerío nos sacó del contexto.

    Quiero enfatizar, que no obstante el comentario anterior y del uso de palabras muy propias de Pérez de Antón, la novela merece mis aplausos. Si en algo vale mi comentario y si realmente el autor desea llenar los vacíos de la historia con detalles precisos, quizás sus futuros escritos sean mejor recibidos si Pérez de Antón evita el uso de palabras «raras» en nuestra tierra y trate de ajustarse al legítimo léxico de los guatemaltecos.

  4. Muy interesante el comentario de Juan Fernando Asturias. Es triste saber que tiene que venir un español a contarnos la historia de Guatemala. Si el libro lo hubiera escrito un chapín ni siquiera lo hubieran publicado.

  5. No creo que se trate de ser chapín o no, el libro está muy bien escrito y el uso de la castilla es espectacular, hay que reconocerlo por favor!! No nos habituemos a «ningunear», costumbre desgraciadamente típica en nuestro país. Si un chapín se atreviera a escribir con tal propiedad, mis respetos y seguro que el de todos!!.

    Actualmente se publican muchos libros de chapines, sin estar tan bien escritos pero igual se publican y se anuncian. Y tampoco creo que el común de los chapines no aspiremos a hacer uso de la castilla con ese grado de variedad (por no decir propieadad), no hagamos del conformismo una bandera.

  6. Francisco es un profesional de las letras, su forma de escribir es excelente. En cuanto al contenido de la novela extrañé que no ahondara en los intereses económicos que buscaban mantener el estado de las cosas después de la «independencia» y los que movieron a la «revolución liberal». Tal vez eso hubiera hecho un poco más densa la novela, pero también más justa en el tratamiento de la información. La novela tiene mucho de entretenimiento y de ausencia de preferencias.

  7. Creo que los comentarios de todos son muy acertados, de mi parte el libro me motivo a investigar conforme fi adentrandome en la lectura, algunas palabras me sacaron de contexto, mas no bajo mi interes por seguir la lectura, deberiamos sentirnos orgullosos que una persona decida escribir sobre nuestra patria y no sobre la propia y motivarnos a conocer mas de los nuestro. Fue el primer libro que leo del señor Anton y no sera el ultimo. Me detuve unos momentos a imaginar el rostro de clara al ver regresar a Nestor y muchas otras imagenes que quedaron plasmadas en mimente lamentando no ser buen dibujante. Gracias por las experiencias que brinda un libro donde los cinco sentidos se unen en la mente y vivir lo que se esta leyendo

  8. En lo particular me parece, muy bueno el libro en su calidad de novela historica, y comparto lo que el autor indica, una novela en un marco historico.
    Es un libro que motiva a saber más y ese es el espiritu que deberiamos fomentar, a saber más de la historia de esta bendita Gautemala, y no quedarnos solo en lo que dicen los libros de historia de colegio. A los que no lo han leido, se los recomiendo.

  9. El Sueño de los Justos es una obra monumental..! he leido el libro en menos de un mes y me ha encantado la historia y sobre todo el telon de fondo usado por el autor para recrear aquellos lejanos tiempos del Presidente Cerna, Garcia Granados y J. Rufino Barrios.

    Si tan solo nos contaran la historia de Guatemala de una forma tan amena e interesante como ésta que fácil sería comprenderla y de esa manera entender mejor nuestra actualidad y hacia donde vamos como Nacion.

    Expreso mis mas sinceras felicitaciones para Perez de Antón y lo anímo a que en una próxima oportunidad pueda realizar otra obra similar enmarcandola en tiempos como el de la Revolución del 44´ó en los lamentables años de la Guerra intestina reciente.

    Ahoya ya estoy esperando con ansias ¨Un Gato en la Sacristía¨ que promete ser otra gran obra de este autor.

  10. Respecto a la profunda novela «El Sueño de los justos», mantengo la inviatación expresada en fecha Febrero 12, 2009 -ver.

    Si alguien «descubrió» algunos gachupinismos del autor que no le extrañe, y tampoco pida que los convierta en chapinismos. Es mejor que lea «Chapinismos del Quijote» del mismo Pérez de Antón, y entenderá que muchas palabras que damos por auténticamente guatemaltecas, no son más que modificaciones de las originales expresadas por Cervantes.

    Amén de ello, la novela no es una obra de erudición filológica sino nos transporta a los orígenes de la revolución de 1871, historia que se cuenta en medio de los sucesos del ajusticiamiento inútil de quienes se vieron señalados como conspiradores en un atentado que nunca ocurrió, el 1 de noviembre de 1877, cuya trama concluye el 15, pero que tiene como telón de fondo a los gobiernos de Vicente Cerna, Miguel García Granados y el propio Barrios.

    Para adentrarse en el régimen despótico de éste, me permito recomendar la lectura de la reedición de
    • Chamorro, Pedro Joaquín; «El patrón. Estudio histórico sobre la personalidad del general Justo Rufino Barrios». Guatemala: Segunda edición. Editorial Kódices, 2009. La primera edición -póstuma- se publicó en Managua, Editorial La Prensa, 1966.

    En páginas 207-214 se encuentra la descripción terrible de los «ajusticiamientos» (Capítulo XXII, De cómo el Patrón castigaba a sus enemigos) y se menciona a la sociedad secreta «Homicida» cuyos miembros supuestamente estaban confabulados para acabar con la vida de Barrios y su familia.

    Tomando en cuenta que un comentarista pide a Pérez de Antón escribir «otra obra similar enmarcandola en tiempos como el de la Revolución del 44», me tomo la libertad de sugerir la lectura de la novela del hondureño Ramón Amaya-Amador (1916-1966), «AMANECER», escrita en 1947 y publicada en Guatemala: Tipografía Nacional, 1953.

    Un ensayo acerca de dicha novela fue publicado el 13 de octubre de 2009 en
    The Blackbox, La Bitacora Economica y Politica de Guatemala http://ca-bi.com/blackbox/?p=3093

    Saludos a todos en este Día de los Justos, o más bien Día de Todos los Santos.

    Ariel Batres V.
    Guatemala

  11. Como complemento a la nota anterior, puede anotarse como referencia que el Ensayo acerca de la novela «El Sueño de los justos» fue publicado también el 24 de julio de 2009 en http://www.monografias.com/trabajos-pdf2/sueno-justos/sueno-justos.shtml

    • Estimado Sr. Batres
      Segun su opinio la novela el sueño de los justos podria en algun momento constituirse com una herramienta alternativa para el analisis sociologico

      le agradezco sus comentarios

      Atte

      Derick A

  12. ME GUSTA LEER, PERO SOBRE TODOS LIBROS CONCRETOS COMO LOS DEL SEÑOR FRANCISCO PEREZ DE ANTON, FIJENSE QUE NO HE COMPRADO EL LIBRO, PERO SOLO UNA BREVE DECRICPCION QUE HAY EN EL INTERNET, HE LLEGADO A LA CONCLUSION DE QUE GUATEMALA SIGUE ESTANDO EN EL ENGAÑO QUE SIEMPRE HA OFRECIDO EL PAPADO Y SUS SECUACES. ES TRISTE VER A TANTA GENTE ENGAÑADA POR LA RELIGION CATOLICA, LA CUAL FUE IMPUESTA CON ENGAÑO A NUESTROS CIUDADANOS DE AQUELLA EPOCA, PERO COMO ES POSIBLE QUE AL DIA DE HOY TODAVIA SE MANTENGA LA INORANCIA DE LAS LLAMADAS TRADICIONES, YO HE VISTO A GENTE LLORANDO FRENTE A IMAGENES DE LA SEMANA SANTA Y CUADROS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE. POR ESO YO SIEMPRE HE ADMIRADO AL GENERAL JUSTO RUFINO BARRIOS, POR LA VALENTIA DE QUITARLE EL PODER AL PAPADO Y OVISPADO DE AQUELLA EPOCA. ME GUSTARIA QUE ESCRIBIERA UN LIBR O CON EL TEMA LA IGLESIA CATOLICA DONDE VENDE FE POR POLITICA. EXITOS ESTIMADO AMIGO, ESCRIBA LA VERDAD AUNQUE A MUCHOS LES DUELA, YO SE QUE LES VA O DOLER ESPECIALMENTE A AQUELLOS QUE SIGUEN CREENDO QUE LA CAMANDULA HACE MILAGROS DE HACERCE RICOS, SIN TRABAJAR, A COSTA DE UN PUEBLO QUE APENAS LE ALCANZA PARA COMER UNA VEZ AL DIA.

  13. Un saludo desde Chicago!!!Aun no lo leo, pero despues de escuchar la entrevista que le realizo Libre Encuentro, he quedado mas que invitado a buscarlo y leerlo. Mas dire que Don Francisco es una de esas mentes geniales con la humildad de los inmortales… Finalmete quisiera compartir con ustedes algunas ideas de esas que bombardean la mente y el corazon..
    ***Nociones del tiempo***
    Cuando era nino ciertamente
    el tiempo era algo que no importaba,
    y si acaso lo media era por el tiempo
    que jugaba…

    Al crecer un poco la escuela
    me lo hacia recordar cumpliendo
    horarios pero luego lo volvia
    ha olvidar…

    Al hacerme adolecente
    el tiempo pasaba inclemente,
    mas yo queria que corriera
    un poco mas…

    En mis primeros anos de juventud
    los recuerdos empezaron a
    ser capitulos recurrentes en mi vida
    y me di cuenta que deternerlo no podia…

    Hoy aun no soy mayor pero
    si observo que los recuerdos
    bombardean a mi mente mucho mas…
    Que anhelo cosas del pasado
    y tomo mas encuenta quien
    camina a mi lado!!!

    Hoy he comprendido que el
    tiempo en un isntante puede
    tornarce en mi peor enemigo,
    pero igual soy testigo
    que el mejor momento
    para vivir es hoy!!!!

  14. El sábado pasado tuve la oportunidad de conocer a don Francisco Pérez de Antón, en una reunión que Lectores Chapines organizó, él fue nuestro invitado. Fue todo un honor el conocerle, y escuchar de sus labios las motivaciones que tuvo para escribir esta novela y el tiempo de investigación que se requirió para finalizar la obra.
    Debemos reconocer, que al escribir una novela, y no un texto de historia, el autor tiene la autoridad de cambiar, reorganizar y utilizar los hechos de forma tal que le den vida a su historia y definitivamente los detalles que nos parecen no son ciertos, simplemente son el gusto propio del autor.
    Fue motivante escucharlo y reconocer como esta novela ha movido a muchos a investigar la «realidad histórica» de nuestro país. Que tanto porcentaje es verdad, y cuanto más es imaginación del autor, es irrelevante. Lo importante acá, es cuanto te atrapa la lectura y te invita a conocer más de tu bello país; cosa, que regularmente no hacemos.
    Fue un honor conocer a este distinguido escritor, con tanta cultura y porte, pero a la vez con una sencillez exquisita. Me motivó y me sentí totalmente halagada de compartir la mesa con un personaje de este calibre literario, que dejó su país para unirse al nuestro y se ha interesado, más que muchos guatemaltecos, en conocer nuestra historia.

  15. Una obra cautivante de principio a fin, de la pluma maestra de Francisco Pérez de Antón.

  16. El sueño de los justos, es un aporte invaluable para comprender criticamente las raíces de nuestra cultura; lo mismo se puede decir de Los Hijos del Incienso y de la Pólvora y de la Guerra de los Capinegros, obras del mismo autor. En mi opinión este trabajo, constituye la plena maduración literaria del autor, continuando con esta obras, la tradición de Salomé Gil.
    El Dr. Pérez de Antón no hace a los guatemaltecos un regalo inapreciable, al dedicar su tiempo, su vocación y sus inquietudes, a algo que es crucial para encontrar el camino que nos conduzca algún día a la sensatez, a la inteligencia entre seres humanos y a la tolerancia. Solo un ojo cultural externo a nuestra tragedia, – aunque ya plenamente chapinizado-, escrutador y bien intencionado, puede intentar con éxito esclarecer las claves siniestras de nuestro amargo pasado. Lo mismo que también nos aproxima brillantemente, bajo la forma de una investigación científica, Ralph Woodward Jr., con Carrera y el régimen conservador de los treinta años.
    Los guatemaltecos adolecemos todos, en particular los integrantes de las élites y hoy peligrosamente los mas jóvenes, de una crasa ignorancia acerca de nuestra historia trágica, sangrienta y penosa, pero en especial carecemos de lecciones comunes aprendidas, -como se dice hoy-, extraídas civilizadamente, fruto de una reflexión educativa y constructiva.
    Identificar los vicios ancestrales de la cultura guatemateca, constituye un desafío inaplazable e inapelable; sin superar la ignorancia generalizada, la arrogancia violentista de los poderosos, el fanatismo ideológico y la doble moral, resulta imposible construir país, no digamos nación; hoy día, que nos encontramos en un callejón sin salida frente a la debacle del Estado, -por cierto ese mismo Estado nacido en 1871-, resulta fundamental aprender que sin convicción civilizada de la necesidad de construir entendimientos, el país no tiene ningún futuro.
    Si la fuerza bruta sigue imperando, como lo ha hecho desde hace quinientos años, los nuevos amos del país, serán de nueva cuenta, aquellos que puedan generar mas violencia.
    La crítica del comportamiento autista y violento de sectores determinantes de las élites, y del fanatismo y la ignorancia de la mayoría, llevado a la fabulación literaria, me parece sencillamente una obra de arte.

  17. En su última obra, publicada en marzo 2011, Francisco Pérez de Antón dijo de Mario Vargas Llosa, que sabe: “decir sin decir, que es el supremo arte de quien escribe”. Véase: Pérez de Antón, Francisco; “Veinte plumas y un pincel”. México : Editorial Aguilar (para Guatemala : Editorial Santillana), 2011. Página 37.

    A mi juicio, dicha frase se le puede aplicar al mismo Pérez de Antón, toda vez que en sus obras siempre señala algo especial a favor o en contra de un personaje real, pero sin nombrarlo, lo cual da para que el lector saque sus propias conclusiones.

    Así por ejemplo, en “Veinte plumas y un pincel” (página 36) explica que en Guatemala hubo un gobernante de quien se decía que en el Palacio Nacional tenía un harén; no menciona a Vinicio Cerezo, pero las señales son evidentes al informar que fue uno de los primeros presidentes de la transición democrática. Una página después, advierte que otro Presidente que se las llevaba de muy recto, casto y puro, fue atrapado en un club nocturno viendo un show de mujeres desnudas; al inquirirle respecto a qué hacía en dicho lugar, su respuesta fue que comiendo un plato de sopa de cebollas. Más claro no podía referirse al tristemente recordado Serrano Elías, y eso que de éste tampoco brinda el nombre.

    De manera pues que Pérez de Antón no deja de sorprendernos ni de agradarnos. Su pluma, con o sin pincel, es altamente valiosa.

    Y como el Sr. Hugo Cano en este blog le pidió en fecha 6 de diciembre de 2009 que escribiera algo acerca de la Iglesia católica y del daño que ha hecho en Guatemala durante varios siglos, tome en cuenta que en la nueva obra citada (página 68), al hablar de San Juan de la Cruz (Juan de Yepes) y del martirologio a que fue sometido por la propia Iglesia hasta que murió, Pérez hace ver que siglos después la misma Iglesia como que pide disculpas públicas (¿para qué?), anotando:

    “De ahí que, al observar con cuanta mojiganga y halago la Jerarquía recuerda hoy a un hombre a quien la Iglesia persiguió por querer llevar el ideal cristiano hasta sus últimas consecuencias, no puedo menos de sentir la misma grima que sentí aquella mañana en Úbeda, mientras visitaba su celda de muerte. Santo, a pesar de la Iglesia misma, mártir, gracias a sus superiores, y Doctor de la Iglesia, merced a la Inquisición: he ahí su sangrante paradoja.
    Juan de Yepes no era un hombre culto. Su sola inspiración fue el Evangelio y su única ambición amar a Dios y emprender ese vuelo del alma allí donde la música es callada y la soledad, sonora. No le dejaron. Pero su espíritu y su lumbre, su integridad y su valor quedaron para siempre entre nosotros.” Idem., página 68.

    Ergo: sea “El Sueño de los justos”, o cualquier otra obra histórica o de reflexiones filosóficas y sociológicas del autor, y hasta filológicas como en el caso de “Chapinismos del Quijote”, estimo que Francisco Pérez de Antón siempre nos sorprenderá con algo nuevo, y ahí está su propia paradoja: escribir la historia con un punto de vista diferente, invitándonos a la reflexión y análisis, así como a profundizar en tantos pasajes de nuestra historia, que el cuenta como si fueran ficción, aunque siempre la realidad como que supera a la imaginación del autor, lo cual no es su culpa.

  18. Estimados lectores:

    En el comentario anterior olvidé mencionar que acerca de la Iglesia Católica (Romana se decía antes, pero después del Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 a 1965, se eliminó este adjetivo), Francisco Pérez de Antón publicó: “El gato en la sacristía : cuenta y razón del declive de la Iglesia Católica en el mundo”. Guatemala : Taurus, 2003.

    Otro excelente libro de su pluma donde narra los desvaríos y aprovechamiento del poder terrenal por parte del poder religioso, del cual Guatemala no se escapó.

    Esta obra se incluye en la lista que proporciona Eddy Roma, de Siglo 21, autor del artículo que dio origen a partir del 10 de diciembre de 2008 para la presente discusión y comentarios en torno a “El Sueño de los Justos”. Lo único objetable es que él indica el año 2002 como el de publicación de “El gato en la sacristía”, siendo que el correcto es 2003.

  19. me agradaria comunicarme con ud.


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