Posteado por: diariodelgallo | diciembre 15, 2009

LA NOVELISTICA GUATEMALTECA

 

Tesis de Juan Carlos Fernandez Garcia

Historiador.

La novelística guatemalteca tiene una historia relativamente corta.  Descontados los antecedentes del siglo pasado con las obras de Antonio José de Irisarri y José Milla y Vidaurre, no será hasta mediados del presente siglo que alcanzará su madurez y definición propia.

La evolución histórica de la novela guatemalteca puede tratarse a partir de 1866 cuando aparecen las obras de José Milla y Vidaurre.  La aparición de la novela guatemalteca coincide con el fin del romanticismo; o obstante, esta corriente literaria es la que logra revitalizarse y prolongar la influencia de este género y en esta corriente hasta principios del siglo XX.

La obra de Milla y Vidaurre se distingue por su espíritu acrítico, su inmersión en la vida colonial y su caracterización del guatemalteco típico.

En los inicios del presente siglo es posible percibir la influencia del modernismo con su lenguaje nuevo, el exotismo de los temas y de las formas genera un desarrollo especial sobre todo en Rafael Arévalo Martínez y Enrique Gómez Carillo.

La aparición del criollismo, coincide con las nuevas dictaduras.  En esta corriente son notables los logros de Mario Monteforte Toledo y sobre todo Flavio Herrera.

La persistencia del criollismo y su desarrollo hasta mediados del presente siglo corresponde a la figura de Virgilio Rodríguez Macal.  Sin mayores críticas a los regímenes existentes, idealizando los ambientes rurales y con un buen toque de romanticismo en la solución de las temáticas, las obras de los criollistas y sus antecedentes han tenido una perdurabilidad excepcional sólo explicarles por factores socioeconómicos y políticos, cuando no por la facilidad de la trama y el lenguaje que emplean.

El espacio correspondiente a la revolución de 1944-1954 el despliegue y realce de una increíble cantidad y calidad de literatos: Luis Cardoza y Aragón, Manuel Galich, Augusto Monterroso, Raúl Leiva, etc.

Después de 1954 casi todos los escritores destacados se vieron en el exilio.  De 1954 hasta 1976 la obra más conocida es la de Miguel Angel Asturías que se destaca por su contribución, a la literatura mundial y a la hispanoamericana.

Asturias recoge en su obra las influencias del realismo, el modernismo y el criollismo; pero supera éstas y con ello, inaugura la novela vanguardista de tendencias universales.

La nueva novela guatemalteca, aún recogiendo la herencia asturiana supera la temática y las formas expresivas.  Esta novela surge a partir de 1976 con la obra de Marco Antonio Flores: “Los Compañeros” y se complementa con otras como “El Pueblo y los Atentados” de Edwin Cifuentes.  “Los Demonios Salvajes”. De Mario Roberto Morales y “Después de las bombas” de Arturo Arias.

Algunas características que se señalan para la novelística guatemalteca de acuerdo a Seymour Menton son:

Afán de Experimentar: De lo cual resultan obras destacadas y obras mediocres.  Algunas con sesgos completos de anacronismo de tal suerte que aún en la actualidad se publican obras románticas o criollistas.

Confusión de géneros: Muchas obras sintetizan y amalgaman diversas tendencias, lo que hace difícil su clasificación y en otras verdaderamente trascienden o biografías, testimonios, cuentos, memorias, historias o ensayos.

Interés lingüístico: esta es una las características esenciales, y de acuerdo al autor reseñado, en ninguna otra parte de Latinoamérica se observa desde la prenovela de Antonio José de Irisarri hasta la actualidad.  El interés lingüístico se manifiesta en las digresiones etimológicas, la onomatopeya, palabras de procedencia indígena, sonoridad, ritmo, mezcla, noelogísmo, palabras compuestas, juegos de palabras, etc.

Este interés nace de la propia forma de hablar del guatemalteco, del ritmo, sonoridad y la incorporación y experimentación natural de la lengua que el guatemalteco maneja.

Introspección: Es uno de los recursos manejados a partir de Arévalo Martínez. El soliloquio y el pensamiento como eje de la acción, la asociación libre, el recuerdo, constituyen manifestaciones propias de esta literatura.

Posiblemente este derive de la confluencia de la técnica implementada por James Joyce en “Ulíses”, el sentimiento de temor predominante en el medio y en consecuencia la mejor forma de expresarse sea internamente.

La Fantasía: Como parte de la propia realidad, la incorporación de la leyenda, el cuento de aparecidos, las alucinaciones, el sueño y las visiones son algunos de los elementos que los autores recrean en sus obras.  Los personajes viven en un mundo en el que las fronteras de la realidad fría y descarnada no están totalmente delimitadas y su mundo interior es parte y continuidad extraordinaria de la realidad.  Esta postura parte del conocimiento de la cultura popular y refleja cabalmente la relación existente entre la realidad y su explicación sobrenatural.

La determinación de la nacionalidad: Surge debido a que muchos novelistas por razones políticas culturales han tenido que vivir fuera de Guatemala.

El criterio que en este caso se ha seguido es el de la vinculación temática de la novela con la realidad guatemalteca.  Diversos factores influyen en el exilio de los novelistas; la estreches del medio, la represión política o bien el afán de cambiar de ambiente porque es una constante para su prestigio personal.

La Historia: Por la misma exigencia de la realidad, los vestigios de la sociedades antiguas, lo monumentos coloniales y la compleja situación vivida por todos los autores, la historia está presente en muchas obras de la novelística guatemalteca.  En algunas obras literarias se contribuye a sostener una concepción de la historia providencial.  Caudillista o bien fatalista.  La concepción histórica que la novelística no es necesariamente verdadera.

Desde “El Cristiano Errante” de Irisarri, pasando la obra de Pepe Milla, la novela guatemalteca se ha alimentado profundamente de la historia que le ha sido contemporánea.

Un recuento de las obras de contenido histórico predominante del presente siglo se integra con : Ecce Pericles, La oficina de paz de Orolandía, y Ubico de Rafael Arévalo Martínez; Manuel Galich, autor de Del Pánico al Ataque; Carlos Samayoa Chinchilla, quién escribió El Dictador y yo. Flavio Herrera en La Tempestad; Mario Monteforte Toledo con sus obras Entre la Piedra y Donde acaban los Caminos.

Se puede citar además las novelas: Operación Iscariote de Miguel Angel Vásquez, Los Estafados de Pruden Castellanos, El Magnicida de Otto Raul González, Guatemala, las líneas de su mano de Luis Cardoza y Aragón y otras.

Dos factores son fundamentales al analizar el desarrollo de la novelística Guatemala; la cultura y la estructura social prevaleciente en Guatemala.

Cuando se hace referencia a la cultura debe retomarse la acepción más amplia del término que aclara Edgar Morín en el sentido que la cultura es un flujo vital, una especie de corriente sanguínea del cuerpo social que metaboliza y asegura los intercambios entre individuos y entre sociedad y cosmos.  La cultura no es entonces supraestrutura, sino el punto de encuentro entre distintas instancias colectivas.

La cultura podría entonces sintetizarse como un quehacer lúdico, estético creativo autocomprensivo que vincula al individuo a su medio social.  La cultura concebida en estos términos no es entonces una cultura abstracta, sino un proyecto de acción cotidiana, pero a la vez perdurable en el tiempo y el espacio es decir la cultura es un fenómeno histórico.

En Guatemala la Literatura ha sido parte del contenido de la cultura de élite, una minoría privilegiada y “especializada” (en capacidades generales y técnicas) es prácticamente la única susceptible del disfrute, critica y aprehensión del mensaje implícito en cada obra.

Esta cultura de élite que se reconoce como “La Cultura”- es una cultura dominante, expresión de grupos y clases sociales; pero, no necesariamente por esto se ha hecho extensiva a otros grupos y clases con notorias desventajas para la integración de estos productos a su propio acervo.

De esta forma, la producción estética e intelectual de la élite de una sociedad no siempre llega a todos sus miembros, valga decir no forma parte de su patrimonio cultural, está fuera de su alcance y en consecuencia las obras de artistas y literatos no siempre llegan a conformar parte de la vivencia colectiva de un pueblo.


Respuestas

  1. Muy buen ensayo. Lacónico y bien perfilado. Poco a poco, supongo que la historia se va a ir añadiendo, pues actualmente contamos con escritores contemporaneso que están desarrollando una novelística interesante, tal es el caso de Javier Payeras y Ronald Flores, sólo por mencionar algunos.


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